La participación de los laicos, en nuestra forma de vivir el seguimiento de Jesús, es señal de crecimiento para todos. El laico está llamado a vivir el bautismo (misión) en el mundo, inserto en el para transformarlo y hacer que se recuerde que fue hecho a imagen y semejanza de Dios. El carisma estigmatino es una señal nuestra, pero, ese don fue concedido para el bien de toda la Iglesia.

La forma de vivir la consagración bautismal para el laico estigmatino y la manera como San Gaspar Bertoni vivió, enfatizando el proyecto de Dios en algunas áreas especificas y que en su tiempo eran las más carentes: predicación, atención a los jóvenes y al clero.

Por tanto, son laicos estigmatinos hombres y mujeres, solteros o casados, que viviendo su consagración bautismal, conforme su estado de vida, se comprometen a seguir el espíritu de San Gaspar Bertoni. Por eso se aplican en la búsqueda de la santidad y junto con la comunidad, trabajan para la difusión del Reinado de Dios.

El laico estigmatino busca medios que faciliten la vivencia de su misión, para esto, se compromete a:

1º Recurrir a los medios que lo lleven a la santidad, como la oración personal y comunitaria cotidianas, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación.
2º Conocer siempre mejor la vida y los principios espirituales de Gaspar Bertoni, para poder crecer espiritualmente y en la acción apostólica;
3º Orientarse con un director espiritual, en la práctica de la mortificación y en el vivir una vida de caridad;
4º Rezar e incentivar vocaciones eclesiales, especialmente estigmatinas;
5º Colaborar, aún en el extranjero, con el apostolado, la evangelización y la promoción humana, en sintonía con la Iglesia local, la parroquia y las obras estigmatinas.
Busca recordar siempre que, sobre todo, debe estar el deseo y el compromiso de “ser como Cristo”, que lo invita a buscar la perfección espiritual propia y la del prójimo, contribuyendo así validamente para la difusión del Reino de Dios en su vocación específica de laico.